Pandemia Z · Cuarentena | Poldark Mego (reseña)

by - enero 04, 2023


Si todos nuestros sueños se hicieran realidad, el mundo se convertiría en una pesadilla.
(John Updike)




La poeta australiana Erin Hanson tiene unos versos inspirados en un diálogo entre Peter Pan y Wendy…­­

Tú preguntas
¿qué pasa si me caigo?,
Pero… ¿y qué pasa si vuelas?

Y ustedes dirán, qué tiene que ver esto con una novela como Pandemia Z… pareciera nada en absoluto, pero piénsenlo mejor. Lo que ha hecho Poldark es de alguna manera un salto de fe. Escribir otra novela de zombis, justamente ahora, donde por años nos han bombardeado con infinidad de producciones literarias y cinematográficas, y más aún, cuando acabamos de medio-salir de una pandemia real, requiere mucho coraje, imaginación y un conocimiento de la naturaleza humana —al menos para mi— envidiable. Esa imagen del muerto que regresa del otro lado, que se remonta desde el Gran Desconocido y se inserta en este mundo que esperamos tener completamente cartografiado y —que creemos— entendemos plenamente… pareciera estar agotada, y sin posibilidad de buscar un nuevo ángulo que nos salve de caer en el cliché. No sé si Poldark se preguntó esto en el intento de ofrecernos otra novela de zombis, pero qué bueno que corrió el riesgo y dio ese salto de fe, ofreciéndonos una segunda entrega a su ya de por sí notable Pandemia Z · Supervivientes.

Decía lo de medio-salir de una pandemia real, porque todos hemos vivido la ansiedad y el miedo latente de un agente externo que se mete en nuestros organismos, pone de cabeza nuestra sociedad y trastoca la forma en la que veíamos el mundo hace tan solo un par de años.

La morbosa imaginería que veíamos o leíamos sobre pestes apocalípticas, de un momento a otro, dejó de ser parte del mundo del entretenimiento, y se hizo carne. Ese monstruo, ese Otro que evolucionó con nosotros como sociedad, y fuimos moviéndolo desde lo sobrenatural o mágico, del miedo a perder el alma al miedo a ser prisioneros de un cuerpo que se rebela y autodestruye sin nuestro consentimiento. Del miedo a lo imposible, al miedo a lo posible: asesinos en serie, monstruos de una ciencia descontrolada, alienígenas o enfermedades contagiosas que infectan cuerpo y mente. Hemos trastocado esa imagen del Otro al que se teme, y lo volvimos terriblemente material y físico. Del miedo a vernos invadidos por el Otro, pasamos al miedo a convertirnos en justamente ese Otro.

El terror de calidad no es un mero sobresalto. Debe funcionar como una infección que se extiende por un organismo, que bien podría ser un cuerpo, una familia o una comunidad; es como una húmeda podredumbre que corroe tan lenta como inevitablemente cuánto de vida, bondad o hermosura pueda existir. Y siempre despacio, sin apuros, sin sustos baratos. Y a ese ritmo es como se va desenroscando la trama de Pandemia Z.

La novela nos presenta cuatro historias que se interrelacionan, abriendo vacíos que poco a poco vamos llenando a medida que nos adentramos en la narración. Dante, Ximena, Héctor y el binomio Paula-Gabriela… Cuatro voces en primera persona que depositan capa por capa sus frustraciones, miedos, perversiones y flaquezas de ánimo, para luego, todas juntas, elaborar un paisaje caleidoscópico de cómo el mundo que conocemos se va desmoronando. Legión —el virus que zombifica y desencadena violencia— arroja una luz crepuscular sobre los rincones más oscuros y ocultos del alma humana.

La curiosidad humana es una fuerza inevitable. Impulsó al ser humano hacia avances tan superiores que facilitaron la construcción de la sociedad moderna, pero también lo empujaron a creaciones tan infames como la de Legión. Todos esos milenios de progreso han sido entregados al más profundo olvido. La curiosidad, es aquella fuerza que supera al terror y te lleva a parajes que no imaginarías visitar.

Aquellos que desataron el infierno tenían demasiado poder. Siempre es el poder, mientras más poder se tenga más necesidad habrá de ocultarlo para conservarlo.
El génesis de esta historia no viene de fuera, no es una maldición o enemigo foráneo, es la humanidad la que conspira contra sí misma y manotea los cimientos de la vida para ejercer su dominio. Mientras avanzamos en los testimonios de los protagonistas, nos adentramos en los abismos de nuestra propia naturaleza. El monstruo que conocemos en Pandemia Z se expresa en los riesgos y márgenes de la humanidad, en el riesgo de ser y existir más allá de las normas, y de las convenciones que nos hacen funcionar como sociedad… y asistimos en cada página a la degradación de lo que nos califica como seres humanos.

De alguna manera el monstruo aquí no es el zombi, no está en esa horda imparable que camina movida por sus impulsos primales alentados por Legión; en Pandemia Z, el monstruo es el hombre que se desconoce a sí mismo. El zombi que nos muestra es una fuerza de la naturaleza sin conciencia —como todas las fuerzas de la naturaleza, que avasalla lo que tenga por delante, como una inundación o un flujo de lava. No hay manera de hacerles frente… 

¡Todas las armas de destrucción masiva se hicieron para matar cosas vivas!
¿Cómo matas algo que ya está muerto?

Como toda historia épica bien contada, porque sí, épica es lo que ha hecho Poldark con Pandemia Z —épica postapocalíptica si prefieren—, existen gradaciones en los personajes, el mundo precipitándose al caos que nos plantea, no es un mundo de blancos y negros, es una extensión anárquica donde las reglas que nos regían han quedado postergadas por la supervivencia. Cada personaje se desarrolla en infinitas gamas de gris… esa creo que es una de las razones por las que empatizamos con ellos, sufrimos con ellos, los odiamos, lamentamos sus penurias y esbozamos una sonrisa culposa cuando se distancian unos pasos de la ética o la compasión, pues solo esperan pasar la noche y seguir luchado por sus vidas al día siguiente.

Y también es una historia donde se desencadenan pasiones… el impulso inagotable de Dante es encontrar a su hija, la razón de ser de Paola es proteger a la pequeña Gabriela, la motivación de Ximena es lograr su muy particular noción de justicia, y el delirio de Héctor bien podría haberse desencadenado para liberar a su madre de sus miserias, aunque luego se convertiría en uno de los personajes más retorcidos sobre los que haya leído.

En esa vorágine de persecuciones, víctimas y traiciones, hay un margen para todas las pulsiones humanas, y quizá la más entrañable y mejor lograda, son los sacrificios que podemos hacer para salvaguardar a nuestros seres queridos. No hay lugar para retrocesos o evaluaciones, haremos lo que sea necesario para protegerlos… y lo que sea, siempre es la decisión más dura y terrible. La muerte y su dimensión metafísica suele ser el punto de partida para toda novela de zombis… Aquí, el foco se desplaza a nuestros propios límites, a cómo nos enfrentamos a la caducidad, hasta dónde podemos llegar para seguir siendo fieles con las razones que nos rigen.

Pandemia Z · Cuarentena es una novela trepidante, coreografiada al mejor estilo de una buena película de acción, y si se quiere, un pelín gore por momentos, cosa que personalmente no me molesta para nada. Encontré ciertos guiños a la Trilogía de la Oscuridad de Guillermo del Toro y Chuck Hogan, que por cierto tuvo una serie llamada The Strain —quizá no sean adrede—, sobre todo cuando desarrolla la naturaleza de Legión y la manera en la que infecta y se adueña del organismo.

Nunca confíes en el plan A (…) El plan A es para cuando todo sale bien y eso nunca pasa.

Esta es una de esas reflexiones de absoluta lucidez que tiene Pandemia Z, cuando nos enfrentamos a situaciones límites, estamos siempre a merced de las posibilidades… Pandemia Z nos da una muestra cruda y descarnada de cuán bajo podemos caer y cuánto somos capaces de sacrificar.




Poldark Mego (Callao, 1985)

Psicólogo y gestor cultural. autor de los libros Pandemia Z · Supervivientes (2019), El Domo · Historias Distópicas (2020), Pandemia Z · Cuarentena (2021), El Libro de Erebo · Cantares desde el Abismo (2022) y Horrores Cósmicos (2022). Se encargó de las elecciones de narrativa Visiones del Bicentenario (2021), Pulp Primitivo /2021) y CyberTerror (2021). Fue organizador de la convención Uróboros, y miembro fundador de la asociación literaria Ciencia Ficción, Fantasía y Terror (Peru-CFFT). Ha ganado el certamen Internacional de Cuentos de Terror, Fantásticos y de Ciencia Ficción Orbituorio 2019 y del Premio Internacional Casa Tomada de Novelas Fantásticas (2022).



Reseña de Raúl Quiroz Andia


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